El Rey León es la primera película que recuerdo haber ido a ver en el cine. También ese soundtrack fue el primero que escuché completo, a propósito. Fue porque mi tía Peri me lo regaló en cassette (una cédula rodó). Era blanco con letras azules y lo atesoraba como una de mis pertenencias más valiosas, no era cualquier cinta, me encantaba ese diseño.
Recuerdo mi walkman colgando precariamente en mi pantalón, mientras iba en bicicleta sintiéndome poderosa, main character. Años después, la costumbre de ir escuchando música por la vida no se pierde. Aunque los dispositivos son otros y ya no voy temiendo que se caiga al piso mientras mis piernas se sincronizan para llevarme a un lugar.
Ese recuerdo regresa de vez en cuando, esta semana fue por una de esas plantillas para compartir en las historias de Instagram. La mayoría son invitaciones a compartir gustos personales, chismes superficiales de personalidad, fotos o recuerdos. Me gusta seguirles la corriente y te confieso que a veces ni siquiera las publico, pero igual relleno las plantillas como ejercicio de memoria e introspección. Algunas veces por mera diversión, otras veces por genuina curiosidad, por poner por escrito algo que no me había detenido a pensar o definir formalmente. La que publiqué el jueves fue de “6 álbumes que te hicieron lo que eres”.
Intenté recordar esas primeras influencias musicales. Esos regalos de mis tías, lo que bailaban mi papá y mi mamá, lo que sonaba en la casa y en la radio del carro camino al colegio. Los conciertos improvisados que di en la sala, los primeros discos que me volaron la cabeza porque no sabía que esa música era posible, esos con los que me obsesioné y medio se convirtieron en mi personalidad. Eso tampoco se pierde.
Prompts mundanos
Está de moda hablar de prompts o consignas. Las plantillas previamente mencionadas son una versión de ellas. Mis favoritas siempre han sido las de escritura, son detonantes para empezar cuando no se sabe hacia dónde se va. Son muy útiles para superar la parálisis del bloqueo escritor, me gustan las que usa Aniko Villalba en sus talleres de escritura, por si quieres curiosearlas.
Ahora hay especializaciones en ingeniería de prompts con el auge de la inteligencia artificial generativa. Por mi trabajo uso algunas de esas herramientas en la creación de contenido para marcas, aprendo algo nuevo casi a diario porque el marketing digital en general tiene esa naturaleza mutante, estas tecnologías ni hablar.
Pero definitivamente mis favoritos son los que llamo prompts mundanos. Esas instrucciones que me doy a mí misma como catalizadoras de ideas, reflexiones o puro autoconocimiento: asómate por la ventana e identifica algún patrón, toma este vaso de agua con los ojos cerrados, escribe en automático por 5 minutos, sal a caminar sin el celular, haz una lista de lo que recuerdas de la caminata.
Me gustaría saber, si conscientemente o no, también te das prompts mundanos. Si es así, coméntamelos, me encantaría leerte y tomar ideas. Quiero más excusas para saltar de la pantalla a “la vida real”, ver y escuchar en vivo y directo, la vida a todo color, esa de la que insisto en exiliarme cada vez que tengo el celular en la mano.
Poetas torturados
Mi amiga Rocksa me escribió el viernes temprano para preguntarme “por qué todo el mundo está compartiendo cosas de Taylor Swift”. Yo, como su Swiftie de confianza le informé que era porque lanzó álbum, que además resultó ser doble. Alerta de locura viral y abrumadora, seas fan o no.
No sé si a ti te pasa igual, pero necesito tiempo con los discos. Dejarlos reposar y a medida que los escucho más, voy descubriendo perlitas que van trazando ese mapa emocional en el que suele ponerme la música de Taylor Swift. Con The tortured poets department me está tomando más tiempo del acostumbrado. De hecho son pocos los casos en los que un disco es amor a primera escucha, como me pasó con Folklore, un fenómeno aislado.
Es una constante con las canciones de esta mujer: que quiero saber más, es como escuchar un buen cuento, quieres seguir recibiendo pistas, saber cómo termina. Me pregunto por los prompts de Taylor: haz una lista de metáforas sobre X recuerdo, describe detalladamente X momento, de cuántas formas devastadoras puedes resumir en una frase X relación.
Creo que este álbum es una reiteración, como si estuviera atrapada en un loop creativo anclado en la fórmula de éxito comercial por demás confirmada. Me gusta el pop, me gusta su música, esa fórmula me llevó a Río de Janeiro a verla en vivo y casi morir deshidratada por una ola de calor carioca. Pero dónde está el límite, en qué momento decides saltar, evolucionar y lanzarte a otra era, pero otra era de verdad. Una en la que te retas, cambias la fórmula, exploras otras partes de ti, otras formas de navegar tu historia con honestidad.
Empieza a desdibujarse el mapa cuando las líneas apuntan más a la conversación viral y efímira, que a la exploración del arte como narrativa más profunda y perdurable. Cuando las letras ya no se sienten genuinas por la repetición, cuando la superficialidad no puede salvarse con una frase desgarradora y bien escrita. Hay genialidad, hay emoción, pero algo parece perdido o demasiadas veces “encontrado” como para creérmelo.
🎧Un cover
No sé prácticamente nada de Royel Otis, solo que es un dúo australiano y que probablemente el cantante haya nacido para hacer esta versión de Linger de The Cramberries, para deleite de quienes crecimos en los 90. Hermoso.
🔊Escuchada en un bar
Las letras de LosPetitFellas me meten en un buen mood siempre. Esta no la había escuchado, ayer me la pusieron en el bar y hoy te la pongo a ti.
📀Un Prompt Mundano
Pregúntale a tu mamá, a tu papá o a los dos cuál es su canción favorita y por qué. Si quieres me las mandas y armamos una playlist.
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Nos leemos la próxima semana.
Un abrazo,
Sofí.